"Se acaba el verano, en la tranquila campiña bretona llega el momento de ensilar. Mientras los agricultores cosechan el maíz, dos hermanos de ocho y doce años se han quedado solos en una casa inmensa. Abandonados a su suerte, se han hecho los amos de ese gran reino, en absoluta libertad. Lo único que no pueden hacer es subir al piso de arriba.
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Basado en un hecho real, Nunca iremos arriba sitúa al espectador en el punto de vista del niño, en un campo inmenso e inquietante. A medio camino entre drama y película fantástica, este cortometraje, con una precisa puesta en escena, se interesa en lo que ocurre justo después del drama, cuando la estupefacción y el intento de apaciguamiento se entremezclan. Una película sensible y sensitiva, interpretada por dos jóvenes actores de manera extraordinaria."